Un jabón neutro es aquel cuyo pH está cercano al de la piel humana, que suele oscilar entre 5.5 y 6.5, aunque en términos estrictos un jabón neutro tiene un pH de 7, es decir, ni ácido ni alcalino. Estos jabones no contienen químicos agresivos, perfumes ni colorantes, por lo que son muy suaves y adecuados para pieles sensibles, irritadas o con afecciones como dermatitis, eccema o psoriasis. Además, mantienen el equilibrio natural de la piel, evitando irritaciones y resequedad, y suelen estar hechos con ingredientes naturales y biodegradables, como aceites vegetales. El jabón neutro se recomienda para el uso diario en limpiado de la piel del cuerpo y rostro, ya que no altera la barrera cutánea ni provoca alergias. También es útil para limpiar heridas, lavar el cuero cabelludo, personas con acné y pieles delicadas como la de bebés o personas mayores. Su poder limpiador es eficiente pero suave, respetando la hidratación natural de la piel y evitando daños que otros jabones más alcalinos podrían causar. Por estas razones, el jabón neutro es considerado uno de los mejores para el cuidado diario, especialmente en pieles sensibles o con problemas dermatológicos leves, porque limpia a profundidad sin agredir ni resecar la piel.