La función principal de los mapas conceptuales es organizar y representar visualmente el conocimiento, facilitando la comprensión y el aprendizaje de temas complejos a través de la representación gráfica de las relaciones jerárquicas entre conceptos. Ayudan a visualizar la información de forma estructurada, desde lo general a lo específico, permitiendo establecer conexiones claras entre ideas y desarrollando habilidades de pensamiento crítico como el análisis y la evaluación. Además, fomentan la creatividad y el aprendizaje significativo, ya que permiten integrar conceptos nuevos con los conocimientos previos, lo cual favorece la retención y comprensión profunda del contenido. En el ámbito educativo, los mapas conceptuales son muy útiles para que los estudiantes resuman, organicen y comprendan mejor los temas, así como para que los docentes expliquen conceptos complejos y evalúen el nivel de comprensión. También se usan en contextos profesionales para análisis, planificación y comunicación de ideas complejas de manera clara y accesible. Su formato visual acelera el procesamiento mental, hace evidente la estructura del conocimiento y facilita la identificación de relaciones entre conceptos que podrían pasar desapercibidas en textos lineales. En resumen, los mapas conceptuales cumplen la función de ser herramientas potentes para el estudio, la enseñanza y la gestión del conocimiento, promoviendo el aprendizaje colaborativo, la creatividad y la comunicación efectiva de las ideas mediante diagramas claros y jerárquicos que representan conceptos y sus relaciones.