La presión arterial normal en adultos se considera una presión sistólica menor a 120 mmHg y una presión diastólica menor a 80 mmHg, comúnmente expresada como 120/80 mmHg. Estos valores indican que el corazón está bombeando sangre con una fuerza adecuada sin crear un riesgo significativo para la salud. Cuando la presión sistólica está entre 120 y 129 mmHg y la diastólica es menor a 80 mmHg, se considera presión arterial elevada, lo cual no es hipertensión pero sí un estado de riesgo. La hipertensión se clasifica en dos estadios: estadio 1, con presión sistólica entre 130-139 mmHg o diastólica entre 80-89 mmHg, y estadio 2, con presiones iguales o superiores a 140/90 mmHg. Mantener la presión arterial normal es fundamental para evitar enfermedades cardiovasculares como infartos y accidentes cerebrovasculares. Para niños y adultos mayores, los valores recomendados pueden variar ligeramente, pero en general, 120/80 mmHg sigue siendo una referencia común para adultos jóvenes y de mediana edad. Se recomienda la consulta médica para un diagnóstico personalizado. Esta clasificación y recomendación está avalada por organizaciones como el Colegio Americano de Cardiología, la Asociación Americana del Corazón y según guías actualizadas hasta 2025.