El ajolote es un anfibio con características muy particulares que lo hacen único en el mundo. A continuación, se detallan sus principales características:
Características físicas del ajolote
El ajolote tiene un cuerpo alargado y gelatinoso, que puede medir en promedio entre 15 y 35 centímetros, aunque lo más común es que mida alrededor de 23 centímetros. Posee una cabeza ancha y plana con ojos pequeños y expresivos, que parecen siempre sonreír.
Branquias externas y respiración
Una de sus características más distintivas son sus branquias plumosas que salen a los lados de su cabeza, las cuales parecen ramas o coronas, y están compuestas por filamentos finos que le sirven para respirar bajo el agua, aunque también puede usar pulmones o su piel.
Piel y colores
Su piel es fina, permeable y delicada, y puede variar en color, desde tonos oscuros en estado salvaje hasta variedades blancas, doradas, rosadas o moteadas en cautiverio. La mayoría de los ajolotes son negros o marrones moteados, aunque también hay variedades con piel blanca, ojos rojos o rosados.
Características de neotenia y regeneración
El ajolote mantiene sus características larvarias durante toda su vida adulta, un fenómeno conocido como neotenia, lo que significa que conserva branquias externas y otras características de renacuajo sin pasar por una metamorfosis completa. Además, tiene una sorprendente capacidad de regenerar partes de su cuerpo, incluyendo extremidades y órganos internos.
Anatomía y comportamiento
Su cuerpo es flexible con cuatro patas cortas y dedos delgados, ideales para desplazarse por fondos acuáticos. Es un animal de hábitos nocturnos, carnívoro y se alimenta de gusanos, larvas, moluscos, crustáceos y pequeños peces.
En resumen, el ajolote destaca por su aspecto distintivo con branquias externas, su capacidad de regeneración, su aspecto neoténico, y su variedad cromática, además de ser un importante modelo de estudio en ciencia y conservación.
