La contaminación sonora, también llamada contaminación acústica o auditiva, es la presencia de ruidos o sonidos no deseados que superan los niveles tolerables para los seres humanos y alteran las condiciones normales del ambiente en una determinada zona. Estos sonidos pueden ser molestos, ensordecedores o constantes, y cuando alcanzan intensidades considerables o son tan numerosos que exceden lo que el oído puede tolerar, pueden causar daños físicos, emocionales y psicológicos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que un ruido superior a 70 decibeles se considera contaminante, siendo 55 decibeles el nivel ideal para descanso y comunicación. Fuentes comunes de contaminación sonora incluyen tráfico vehicular, transporte público, aeropuertos, construcción, industria, y eventos recreativos ruidosos. La exposición continua a niveles altos de ruido puede afectar la calidad de vida, la salud auditiva, la concentración, el sueño y causar estrés y otros problemas psicológicos.
