Un ecosistema es un sistema natural que incluye todos los organismos vivos (como plantas, animales, bacterias y hongos) en un área determinada, junto con los componentes no vivos del medio ambiente, como el aire, el agua, el suelo y los minerales, con los que estos organismos interactúan. La interacción entre estos seres vivos y su ambiente genera diversos procesos como la depredación, competencia, parasitismo y simbiosis, y permite el flujo de materia y energía, que mantiene el equilibrio del ecosistema. Además, los ecosistemas pueden variar en tamaño y en sus características, desde un pequeño charco hasta una selva tropical o un océano, y están compuestos por una comunidad de organismos que dependen unos de otros a través de cadenas y redes tróficas.
Este concepto fue acuñado en los años 1930 por botánicos ingleses Roy Clapham y Arthur Tansley, y ha evolucionado para incluir diferentes escalas espaciales y formaciones vegetales, aunque los límites de los ecosistemas no son tan discretos como los de las zonas de vegetación, sino que muchas veces son zonas de transición llamadas ecotonos.
En resumen, un ecosistema es la comunidad de seres vivos en un espacio específico, junto con los factores físicos que los rodean, en donde todas las partes interactúan y dependen mutuamente en un ciclo constante de energía y nutrientes.